La guerra entre María Eugenia Vidal y el presidente del Tribunal de Cuentas bonaerense, Carlos Grinberg, estalló en los últimos días y pone en jaque el control absoluto que el histórico dirigente radical ejerció durante 32 años en el organismo que controla las cuentas de la provincia de Buenos Aires.

El conflicto tiene como trasfondo la negativa de Grinberg -un dirigente de la UCR que supo trabajar en línea con Leopoldo Moreau- a aceptar cambios en la estructura del Tribunal.

En los primeros días de enero asumieron los nuevos vocales, un cambio histórico en un organismo cuyos funcionarios tienen cargo vitalicio. Luego de meses de negociaciones, Vidal aceptó designar dos vocales propios: Gustavo Diez y Ariel Pietronave. A ellos se sumó Daniel Chillo -que responde a Sergio Massa y Juan Pablo Peredo, vinculado a Martín Insaurralde.

En pocas semanas, los nuevos actores -en línea con el Ejecutivo provincial- impusieron la necesidad de cambios en una estructura inalterable durante muchos años. Es la primera vez que se pone en discusión una estructura de poder que se fue gestando con un puñado de actores radicales desde el retorno de la democracia.

Es ante esos cambios que Grinberg se planta y desafía a la Gobernadora. Hoy en un plenario en el que participaron todas las autoridades, el radical perdió su primera batalla.

Fuente: LaPolíticaOnline.com